- Relevancia
cultural del currículum
Un currículum inclusivo es aquel en el
que las tradiciones y cultura, entre otros las minorías étnicas o religiosas, las
personas con discapacidad, las mujeres, etc., están claramente representadas
y expresadas en los materiales
curriculares. En la medida que los países desarrollan enfoques más inclusivos,
es más factible que las escuelas adapten el currículum a las necesidades
locales, a la diversidad cultural y al estatus de los grupos minoritarios.
Desde un enfoque inclusivo se reconoce
que es necesario prescribir el currículum en algún nivel por sobre la escuela
(por ejemplo, el nivel municipal, estatal o nacional). Esto permite asegurar
que el currículum se aplique a todos los alumnos/as sin exclusión, de manera
que todos compartan una base común contribuyendo así al logro de objetivos
nacionales. Sin embargo, mientras más se prescribe el currículum a nivel
central, más importante es tomar en cuenta las diferencias individuales y las
necesidades de las distintas comunidades, así como desarrollar estrategias para
darles respuesta.
Considerando estos principios, un
currículum inclusivo, prescrito a nivel central, especifica las competencias
que los alumnos y alumnas deben lograr, y un conjunto de contenidos de
aprendizaje transversales. En este marco, las escuelas tienen libertad para
proponer sus propios programas de aprendizaje, así como organizar sus propios
itinerarios y métodos de trabajo.
- Adaptación
del currículum
El currículum inclusivo se construye de
manera flexible no sólo para permitir su adaptación y desarrollo a nivel de la
escuela, sino también para permitir adaptaciones que respondan a las
necesidades individuales de los estudiantes y a los estilos de trabajo de los
maestros.
Un tema clave es cómo habilitar a las
escuelas para que desarrollen estas adaptaciones; en términos generales, este
proceso se facilita cuando:
§ El
currículum está especificado centralmente en términos de objetivos amplios más
que en contenidos detallados.
§ Los
enfoques transversales son posibles, y
§ Hay
un campo de acción propio de la escuela y los docentes, para desarrollar sus
propios enfoques para impartir el currículum.
Bajo estas condiciones, los estudiantes podrán recibir una
experiencia curricular que se ajusta a sus necesidades, pero dentro del
contexto de un marco común y en el aula ordinaria. Es decir, la satisfacción de
dichas necesidades no requiere que algunos alumnos sean separados de sus pares
o que sean identificados como fracasados para poder seguir un programa
individual.
- El
desarrollo de una evaluación, acreditación y promoción inclusivas
Para que las estrategias de flexibilidad
curricular sean efectivas, éstas deben acompañarse de estrategias similares
para permitir la flexibilidad en la evaluación y acreditación. Dichas
estrategias son esenciales para asegurar que el estudiante progresa en el
currículum y que sus necesidades y características individuales son
comprendidas y atendidas.
Por ejemplo, una evaluación apropiada
permite:
§ Que
los estudiantes de gran capacidad y talento avancen a su ritmo natural
§ Que
los estudiantes que progresan más
lentamente que sus pares avancen a su propio ritmo, pero que sigan participando
de los contenidos, los temas y las lecciones
§ Que
los estudiantes que experimentan problemas específicos de aprendizaje reciban
apoyo creativo y efectivo para maximizar sus resultados.
Es importante evitar los sistemas de
evaluación cuya preocupación principal es simplemente sí el alumno logró el
nivel de desempeño necesario para ser promovido al grado siguiente. Al
contrario, es preciso relacionar la
evaluación con los objetivos amplios en los que se basa el currículum más que
con el desempeño en contenidos específicos. Dado que dichos objetivos
tienden a ser transversales e indican qué es lo que el alumno debe ser capaz de
hacer más que los contenidos que él o ella han de aprender,
la evaluación puede ser mucho más flexible.
Asimismo, se requiere desarrollar
formas flexibles de acreditación. Unos procedimientos de evaluación
flexibles llevan de manera natural a sistemas de acreditación flexibles. Si la
evaluación se basa en competencias y la promoción no está determinada sólo por
el nivel de logro, los alumnos pueden ser acreditados por aquello que son
capaces de hacer al terminar su educación. Si las competencias especificadas
por el currículum escolar se relacionan con el trabajo y se conectan más con la
educación o formación técnica, entonces los alumnos/as pueden progresar hacia
una educación continua, cualquiera que haya sido su nivel de logros.